EL LIBRO AZUL Y LA CONSTITUCIÓN DEL 73
Por Rodrigo Landaeta
La constitución ha sido para mí, en primer lugar, ese libro azul que se vende en la calle, entre volúmenes piratas o periódicos prescindibles. Su lectura nunca me apeteció, aunque después comprendí que todos vivimos al interior de sus páginas, en una trama reglamentaria que rige nuestra vida civil. Su redacción se la debemos a Jaime Guzmán, acribillado por el Frente en abril del 91. El día que lo hicieron tuve que regresar a mi casa a pie desde el paradero 7 de la Gran Avenida, donde estaba el liceo, hasta el 33, donde yo vivía. Los semáforos no funcionaban y las micros pasaban llenas. El iriólogo de la villa, un señor amable al que robábamos de noche el apio que cultivaba en su jardín, fue detenido con alharaca días después del suceso. De niños habíamos jugado a la «escondía correa» (quien la encontraba podía darle con ella a los otros buscadores) y habíamos gritado a viva voz en los pasajes «muera el perro judío que allá voy yo», entre otros pasatiempos de la época. Guzmán asesinado se sumaba a la violencia concreta y naturalizada, interiorizada en los juegos y el trato social, en la que varios nos movimos como en un gran telón de fondo. Pero Guzmán había compuesto para nosotros un libro duradero, para que una violencia más abstracta y sutil permaneciera activa después de los años de la abierta tiranía. Era ese libro azul de la calle por el cual la dictadura de Pinochet habló, articulando su concepción de sociedad, y cuyas páginas norman hasta el día de hoy el orden político y social de Chile.
Ahora exigimos el reemplazo de ese libro ilegítimo, aunque sin saber con exactitud qué pondríamos en su lugar. El gobierno socialista de Salvador Allende redactó una propuesta de nueva constitución que se votaría en un plebiscito que nunca se realizó, por las razones que todos conocemos. El texto de esta propuesta acaba de ser reeditado por Sangría, después que la Biblioteca Virtual Salvador Allende lo pusiera a libre disposición.
En este documento histórico pueden leerse todas las transformaciones que en el presente una constitución nueva podría acojer, para revertir el dictum neoliberal que contiene el libro azul redactado por Guzmán Errázuriz. Se trata de un planteamiento encaminado hacia la consolidación del socialismo en el país, manteniendo para ello en manos del Estado y los trabajadores el control de las fuentes de poder político y material, un sueño que las bestias desatadas disolvieron a punta de corvo y reglamentando sin consulta. Al contrario de lo que pudiera imaginarse, esta propuesta de constitución política no elimina la iniciativa privada, más bien le asigna un lugar justo en el entramado socialista que establece. Nada de esto ocurrió. Lo que ocurrió y sigue ocurriendo es el libro azul de Guzmán. Ahora que la memoria social estalla, multiplicándose y reclamando la atención de cada hecho del pasado, es importante añadir al levantamiento general de la memoria este material, preparado para que fuera o no ratificado en un sufragio libre que nunca llegó. Antes golpeó Pinochet y luego, en el 80, Guzmán redactó su testamento, impuesto al país a través de un fraude electoral.
Esperemos que la cadena del absurdo (Allende muriendo por una constitución liberal, la política actual regida por una constitución ilegítima) se rompa el día en que Chile pueda darse así mismo una carta auténtica, deshaciendo la raíz autoritaria del sistema político en que vivimos.