Un hombre y una mujer deciden escapar de la ciudad al desierto. Llevan solamente dos botellas de agua y un cuaderno con las páginas en blanco. Cegados por el sol, pasan los días de ayuno leyéndose el uno al otro los capítulos que han escrito ahí con tinta blanca: el momento en que un padre descubre que su hija es un pez, el día en que los parques y los jardines fueron cerrados con candado para siempre, las aventuras de un aspirante a escritor en las playas argentinas; la reescritura del Dhammapada, de un libro de Nathaniel Hawthorne y de La vida breve; la posibilidad de que alguien viva en las escaleras de un edificio, el estudiante que pregunta por el alma de Santiago a los oficinistas del centro, el asesino que culpa de sus crímenes a los Dimú, la visión profética que Pitágoras tuvo de los campos rancagüinos y la noche en que el desastre petrolero pudo ser evitado con la construcción de un arca.
Caracteres blancos, primer libro de cuentos de Carlos Labbé, es también una novela hecha de relatos que se preguntan si la oscilación entre delirio y austeridad es la única manera de hablar fielmente –en el desierto y con hambre– del amor.