El sonido de las personas que caminamos por las escaleras enlozadas de la Biblioteca Nacional de Chile es muy distinto al que percibimos al salir por sus enormes puertas de vidrio: tantas veces un ruido interior parece que nos sobreviene, inaudible aunque lo percibamos como agobio, impacto, ecualización e igualamiento con el ruido de cientos de autos y micros y animales que pasan por un segundo por la calle allá al frente. Pero en estos días de estallido social -bienvenida la hipérbole- y de clamor por terminar con el descaro que llamamos sistema educativo chileno, ese ruido interior ocupa un espacio y un tiempo, una música y una presencia ineludible. Ojalá. Ya no son simple amortiguamiento las pisadas de todo a quien invitamos -a usted que lee esto- este jueves 13 de agosto al lanzamiento de Las novelas de la oligarquía chilena por los pasillos marmóreos hacia la siempre inconclusa y vasta sala América; esta vez confiamos en que se amplificarán hasta enredarse con los pasos que dé la muchedumbre ese mismo día por la Alameda, exigiendo un viraje estructural de las autoridades elegidas hacia la justicia y la igualdad, aun si ellos dicen formar parte de una sociedad que durante mil años ha querido llamarse familiar, imperial, colonial y republicana, pero que en el relato de sí misma demuestra que disimula a otro grupo que dirige sin mostrarse, que se encierra en sus cerros y desde ahí ordena que sus novelas se abran cada cierto tiempo para provocar un espejismo de inclusión. Queremos oír así esos comentarios callados, en los aplausos de los que presenciaremos cómo este diagnóstico se ampliará en boca del propio autor Grínor Rojo, también de Alejandra Costamagna -una de las narradoras contemporáneas chilenas que se niega a ser sumada acríticamente por ese poder simbólico al revés que tantos de sus colegas-, de la perspectiva crítica del intelectual Cristián Montes, de las palabras de bienvenida de Pilar García y Martín Centeno -coeditores de Sangría-, y en la relevancia de que organicemos esto junto al Centro de Estudios Culturales Latinoamericanos de la Universidad de Chile. Sí. Nos va a encantar que nos sumemos en coro a las marchas que podremos ver cruzarse por las puertas de vidrio en la  Alameda, hasta que este libro -el primero de nuestra colección Ensayo– se vuelva un datado documento histórico y no una irrefutable hipótesis sobre el convulsionado presente chileno.